18 diciembre, 2007

DESGRACIANDO GENERACIONES. Holocausto genético en Irak (2)



El holocausto de los no nacidos
Como nos acercamos a Navidad, sería bueno que los creyentes que oran a Dios incluyan en sus oraciones un pedido para que cese definitivamente el uso de munición radiactiva en los estúpidos juegos de guerra en los que se embarcan los seres humanos. Si le pueden pedir que cesen las guerras, mejor. Si, por el contrario, creen que Dios simpatiza con algunos de los bandos, pídanle, al menos, que castigue a las generaciones actuales pero que no destruya a las generaciones venideras que nada tienen que ver con sus pleitos.

Hoy regresamos al tema tocado la semana pasada de la mano de Sherwood Ross, quien es un escritor independiente que vive en Miami, Florida, dedicado a estudiar cuestiones políticas y militares. Trabajó como reportero para el Chicago Daily News y en varias agencias de noticias, y publica con frecuencia en revistas nacionales de su país. Él afirma, contribuyendo al tema que nos angustia: "Con toda la munición radiactiva que Estados Unidos, Reino Unido e Israel han lanzado sobre Oriente Próximo puede estarse incubando un holocausto nuclear a largo plazo que resultará más mortífero que el bombardeo atómico estadounidense sobre Japón". Y cita lo que citamos hace unos días pero que, por el horror que encierra, no puedo dejar de repetir. "Se ha arrojado tanta munición conteniendo uranio empobrecido", afirma Leuren Moret, una de las mayores autoridades científicas en materia nuclear, que "el futuro genético de la mayoría de la población iraquí puede considerarse ya destruido". Y agrega: "Desde 1991, se ha venido lanzando armamento con uranio empobrecido en cantidades tales que se ha llegado a superar en más de diez veces la suma de la radiación liberada durante una prueba nuclear".

La doctora Helen Caldicott, luchadora antinuclear, también citada la semana pasada, afirma que las dos guerras del Golfo "han sido guerras nucleares porque han esparcido material nuclear por toda la tierra, y las personas -especialmente los niños- están condenadas a morir básicamente de neoplasias y enfermedades congénitas de aquí a la eternidad". Debido a la inmensamente larga vida media del Uranio-238, uno de los elementos radiactivos contenidos en los proyectiles disparados, "los alimentos, el aire y el agua están contaminados para siempre".

¿Sabrán los cretinos ilustrados que justifican la invasión a Irak porque terminó con la dictadura de Sadam que el uranio, que lanzaron y lanzan los libertadores, es un metal pesado que penetra en el cuerpo inhalado por los pulmones o a través de la ingestión por el tracto gastrointestinal? Si se excreta por el riñón, y la dosis es suficientemente alta, puede provocar fallos renales o cáncer de riñón. También se aloja en los huesos, donde causa cáncer de huesos y leucemia, y si se excreta en el semen, donde se mutan los genes del esperma, provoca nacimientos con deformidades".

Es tan bárbaro, tan brutal, tan inhumano que cuesta comprender cómo ante tanto espanto podemos seguir identificando la democracia con quienes lo provocan.

DESGRACIANDO GENERACIONES. Holocausto genético en Irak (1)



Sembrando "democracia" y Cáncer
A raíz de los dos últimos artículos titulados 'No es fácil vivir', me han llegado interesantes reacciones. Algunos han recordado a los veteranos peruanos de las últimas escaramuzas bélicas, quienes tampoco han recibido el reconocimiento que merecen, y otros han señalado a los veteranos argentinos de Malvinas, a quienes recién el gobierno de Kirchner comenzó a hacerles justicia.

Supongo que cada país tendrá su historia y que en casi todas prevalecerá el egoísmo de una sociedad que privilegia el individualismo y utiliza a los seres humanos mientras le son útiles para, luego, desecharlos tan pronto dejen de serlo. Creo que el abandono de los veteranos de guerra es el ejemplo más evidente de estas conductas.


En el caso de Estados Unidos, la situación es doblemente grave, no solo por la magnitud y la recurrencia de sus conflictos bélicos, sino porque, además de los daños psíquicos que reciben quienes participan en una guerra, hoy nadie ignora que esos veteranos pueden constituirse en fáciles víctimas del cáncer. Por un lado, tenemos un sistema inmunológico debilitado por una existencia, durante y después de la guerra, cargada de tensiones y de conflictos y, por el otro, el haber estado expuestos, en algunos casos por años, a los efectos devastadores que provoca el uranio empobrecido que las tropas de su país utilizan como munición de sus tanques de guerra.

Tan grave es la situación que la prestigiosa científica estadounidense Leurent Moret ha dicho: "El futuro genético de la mayoría de la población iraquí puede considerarse ya destruido". Leyó bien: "EL FUTURO GENÉTICO DE LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN IRAQUÍ PUEDE CONSIDERASE YA DESTRUIDO". ¿Se da usted cuenta de la dimensión moral que encierra esta afirmación? ¿Se da cuenta de que estamos hablando de un genocidio ejecutado no solo en el presente sino que se prolongará, también, a las generaciones venideras? Barbarie de tal envergadura empalidecerá, sin duda, los más dramáticos y despiadados holocaustos de la historia. Por su parte, el veterano Arthur Bernklau dice: "El efecto a largo plazo del uranio empobrecido es una virtual sentencia de muerte.


Irak se ha convertido en un páramo tóxico. Todo el que viva o pase por allí se expone a contraer cáncer y leucemia. En Irak, la tasa de bebés nacidos con mutaciones genéticas está fuera de control". Luego, Moret nos dice algo que hace que el drama tome dimensiones de delirio: "Por cada defecto genético que contemplamos hoy, aparecerán miles más en futuras generaciones. El medio ambiente de Irak es completamente radioactivo".


Y el broche lo pone la Dra. Caldicott: "Gran parte del uranio enriquecido ha caído en ciudades como Bagdad, donde la mitad de su población, cinco millones, son niños que jugaron con los tanques calcinados y con la tierra arenosa y polvorienta. Ellos son diez o veinte veces más sensibles a los efectos carcinógenos de la radiación que los adultos". Con una mano en el corazón dígame: ¿No estaban mejor los iraquíes con la dictadura de Saddam que con la 'democracia' gringa?' y cáncer