15 noviembre, 2007

EL REY QUE RABIÓ

POR MARGARITA LABARCA GODDARD*


¡Dios mió, ofendieron a Su Majestad el Rey, qué barbaridad, qué mala educación, un verdadero acto de lesa majestad!. ¿Puede un simple presidente de un país latinoamericano venir a criticar a un ex mandatario español, y otro a unas empresas españolas explotadoras? Claro que no, caballeros, porque a los peninsulares se les ha olvidado que en el siglo XIX nos independizamos de España. Creen que porque ahora hay algunas empresas españolas instaladas A.C., volvimos a la colonia. Aunque no hay que olvidar que en los tiempos actuales, gobiernos, reyes y empresas son tres personas distintas y un solo dios nomás: la ganancia. Incluso dicen las malas lenguas que don Juan Carlos es un as de los negocios, y que mantiene una relación "carnal" con la clase empresarial.

¿Supieron que el Rey, también Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Cerdeña, de Córdoba, de Corcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, de Atenas y Neopatria; Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol, del Rosellón, y de Barcelona; Señor de Vizcaya y de Molina; etc. etc., etc.?, ¿supieron que Only the Lonely, como le llama Javier Marías en su novela "Mañana en la batalla piensa en mi", se paro y se fue de la reunión plenaria de la XVII Cumbre Iberoamericana? Se paro y se sentó en la diferencia, en todos los presidentes latinoamericanos y en doña Michelle, que dirigía la reunión.

Dicen que hasta los periodistas españoles se extrañaron, porque Su Majestad suele ser un caballero muy bien educado. Pero claro, ante sus súbditos un Rey tiene que mantener la dignidad, y la dignidad real se prueba mandando callar a gritos a un presidente latinoamericano que es un indio, aunque sea un indio elegido por su pueblo, no como Su Majestad, que fue elegida por el generalísimo, el mismísimo caudillo, por Franco en persona, nada menos. Y se manifiesta esa dignidad parándose y largándose cuando se le viene en ganas.

"Así hay que tratar a estos metecos", piensan los gachupines. "¿Acaso creen que son iguales a nosotros y que tienen derecho a criticar a quien se les ocurra, aunque sea a Aznar? Claro que no, cada uno en su lugar, que los indios, los negros y los metecos se callen, que no sean igualados", como se dice en México.

Yo pienso que en el fondo a Su Majestad le dio tanta rabia porque se acordó que en el siglo XIX los echamos de América Latina a patadas, y que después de la guerra española tuvimos el honor y la suerte de recibir como exiliados a lo más granado de España, intelectuales, artistas y hombres y mujeres de pro, muchos de los cuales todavía permanecen entre nosotros y les reconocemos el derecho a criticar a quien se les ocurra, y los que han muerto son para nosotros paradigmas de la dignidad de España, del mundo en general y de la cultura en particular.

Pero ahora el Monarca defiende a las empresas españolas, que no son precisamente paradigmas culturales, sino vulgares explotadoras y sinvergüenzas como cualquier empresa capitalista que se respete, del país que sea. No quiero generalizar, habrá algunas buenas, pero no las conozco.

Se habrá espantado su majestad al ver que el presidente Chávez de Venezuela y el Presidente Ortega, de Nicaragua, mostraban la hojota que llevan bajo los zapatos, porque para los latinoamericanos de bien, mostrar la hojota es mostrar sus raíces y defenderlas defendiendo a sus pueblos. Pero el, Only the Lonely, el Rey de España, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra y etcétera, etcétera, no mostró la hojota sino la hilacha: la de advenedizo en las practicas democráticas, la de discriminador y colonialista trasnochado, la de un hombre que no acepta las criticas pero se cree autorizado a formular todas las que quiera y de la manera mas grosera posible, que es retirarse abruptamente de una reunión de alto nivel.

Todos los españoles que vienen a América Latina, incluso el Rey, repiten una frase: "mayor seguridad jurídica para los capitales extranjeros" . Eso si, no hablan de seguridad jurídica para los trabajadores que laboran para esos capitalistas. Y nuestros presidentes latinoamericanos tienen el derecho y la obligación de defender a esos trabajadores.

Cuando, por obra de las Cortes de la dictadura, Juan Carlos fue coronado rey de España, apenas contaba con un modesto patrimonio. Treinta años después, según publicaciones especializadas en estos temas, el rey español es uno de los monarcas más ricos de Europa. ¿Que habilidad ha permitido que ocupe hoy el puesto 134 en la lista de las mayores fortunas del planeta? [2] Posiblemente nunca lo sabremos. Pero hay una cosa clara ¡Vaya que rabio el rey en esta XVII Cumbre Iberoamericana! Pues que se vaya tomando un tranquilizante, porque la posición de la mayoría de Latinoamérica no va a cambiar.
* Abogada. Reside en México

No me simpatizas !!

Juan Carlos I de Borbon


¡¡ Por que no te callas !!


El “Rey” no se dio cuenta, luego ya de 500 años, que no reina mas por estas tierras, aunque el nefasto legado de su imperio aun se sienta fuerte. Ya ni siquiera es reconocido como tal en la totalidad del territorio español.
No se dio cuenta que ya la figura del Rey no es mas que la de un bufón pintoresco y fetiche de nostalgias lloronas de títulos y gollorías de comechados en decadencia, aunque esto le cueste una fortuna anual al estado español. No se dio cuenta que ya la figura de la monarquía no es mas que un rezago, anacrónico y absurdo de un mundo ya superado por la certeza de la igualdad entre los hombres, del derecho para todos, de la libre determinación de los pueblos. Tal vez crea aun en alguna ascendencia divina, tal vez piense aun, que el tribunal de Indias sigue activo, tal vez esté protegiendo a los herederos de quien lo coronó, tal vez sienta que regresa al virreinato del Perú o de México cada vez que pisa tierra americana; él tal vez piense eso junto a un grupo de españoles y transnacionales que tomaron la posta en el proceso de conquista de las Indias modernizando sus técnicas imperialistas, antes vía religión cristiana, hoy vía religión de mercado.
Pero lo que el “Rey” si debe tener como cierto, es que hoy, al igual que en el proceso de independencia de América habemos hombres, no señoritos, los que así como antes, están dispuestos a guardar y proteger como un tesoro invalorable, la dignidad de nuestra América grande, tierra de libertad y símbolo mundial de rebeldía frente a los imperialismos de turno, ya sea el español, el estadounidense y cuanta otra aberración trate de colarse nuevamente en la mente “de sus queridos súbditos americanos”. Ninguna forma puede negar el fondo tan serio del que trataba la denuncia el día de la cumbre en Chile. Pero lamentablemente este es el modo -mantenido igual de prepotente luego de tantos siglos- de callar la entraña de los problemas para que estos nunca sean resueltos. Le aseguro Sr. Juan Carlos de Borbón, que no será así.
Ivan Ortiz

14 noviembre, 2007

Al fondo a la derecha


Al fondo, a la derecha

Tengo la sospecha de que ir a la derecha es obrar contra el amor, tengo la creencia de que pronto se sabrá de la pobreza de la corteza tan sutil, del espacio de vacío de su conciencia.
Corazón marchito seguro entre alambres que protegen a los dueños, que encadenan a los sueños pero desgarran el intento mas altruista de sanar, solo llaman galgos coronados de entrerrejas que empujan animales cual voraces come sueños.

No soporta el escualo su tremenda mordida, cierra los ojos para no ver, mas ella paga bien por obtener su jugosa y sangrante tajada de por vida.

Tengo la sospecha de que ir a la derecha es jugar contra el obrar, es poner contra el hacer y tapar contra el abrir, es mandar contra el hablar y quedar contra el seguir. Que el intento de llegar es caer en lo mas hondo y adentrarse absurdo en este mundo del morir para vivir.

Y tengo la confianza, cándida ave nómada, de vuelo sin atajo, de no saber mas que un carajo de los polos y los "ísmos" y de este ya tan loco mundo.
Ivan Ortiz