El “Rey” no se dio cuenta, luego ya de 500 años, que no reina mas por estas tierras, aunque el nefasto legado de su imperio aun se sienta fuerte. Ya ni siquiera es reconocido como tal en la totalidad del territorio español.
No se dio cuenta que ya la figura del Rey no es mas que la de un bufón pintoresco y fetiche de nostalgias lloronas de títulos y gollorías de comechados en decadencia, aunque esto le cueste una fortuna anual al estado español. No se dio cuenta que ya la figura de la monarquía no es mas que un rezago, anacrónico y absurdo de un mundo ya superado por la certeza de la igualdad entre los hombres, del derecho para todos, de la libre determinación de los pueblos. Tal vez crea aun en alguna ascendencia divina, tal vez piense aun, que el tribunal de Indias sigue activo, tal vez esté protegiendo a los herederos de quien lo coronó, tal vez sienta que regresa al virreinato del Perú o de México cada vez que pisa tierra americana; él tal vez piense eso junto a un grupo de españoles y transnacionales que tomaron la posta en el proceso de conquista de las Indias modernizando sus técnicas imperialistas, antes vía religión cristiana, hoy vía religión de mercado.
Pero lo que el “Rey” si debe tener como cierto, es que hoy, al igual que en el proceso de independencia de América habemos hombres, no señoritos, los que así como antes, están dispuestos a guardar y proteger como un tesoro invalorable, la dignidad de nuestra América grande, tierra de libertad y símbolo mundial de rebeldía frente a los imperialismos de turno, ya sea el español, el estadounidense y cuanta otra aberración trate de colarse nuevamente en la mente “de sus queridos súbditos americanos”. Ninguna forma puede negar el fondo tan serio del que trataba la denuncia el día de la cumbre en Chile. Pero lamentablemente este es el modo -mantenido igual de prepotente luego de tantos siglos- de callar la entraña de los problemas para que estos nunca sean resueltos. Le aseguro Sr. Juan Carlos de Borbón, que no será así.
No se dio cuenta que ya la figura del Rey no es mas que la de un bufón pintoresco y fetiche de nostalgias lloronas de títulos y gollorías de comechados en decadencia, aunque esto le cueste una fortuna anual al estado español. No se dio cuenta que ya la figura de la monarquía no es mas que un rezago, anacrónico y absurdo de un mundo ya superado por la certeza de la igualdad entre los hombres, del derecho para todos, de la libre determinación de los pueblos. Tal vez crea aun en alguna ascendencia divina, tal vez piense aun, que el tribunal de Indias sigue activo, tal vez esté protegiendo a los herederos de quien lo coronó, tal vez sienta que regresa al virreinato del Perú o de México cada vez que pisa tierra americana; él tal vez piense eso junto a un grupo de españoles y transnacionales que tomaron la posta en el proceso de conquista de las Indias modernizando sus técnicas imperialistas, antes vía religión cristiana, hoy vía religión de mercado.
Pero lo que el “Rey” si debe tener como cierto, es que hoy, al igual que en el proceso de independencia de América habemos hombres, no señoritos, los que así como antes, están dispuestos a guardar y proteger como un tesoro invalorable, la dignidad de nuestra América grande, tierra de libertad y símbolo mundial de rebeldía frente a los imperialismos de turno, ya sea el español, el estadounidense y cuanta otra aberración trate de colarse nuevamente en la mente “de sus queridos súbditos americanos”. Ninguna forma puede negar el fondo tan serio del que trataba la denuncia el día de la cumbre en Chile. Pero lamentablemente este es el modo -mantenido igual de prepotente luego de tantos siglos- de callar la entraña de los problemas para que estos nunca sean resueltos. Le aseguro Sr. Juan Carlos de Borbón, que no será así.
Ivan Ortiz
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