El señor de los bolsillos

Los "niños bien" de ciertos sectores de la capital (PPKausas) que piensan que política es comprar los polos de los tres colores de los PPKuys, bajarse de Facebook la ultima versión del tema de moda del cuy de PPK y aplaudir con la "gentita" -cual profunda reflexión-, las vaguedades de Kuczynski y todo sin salir de sus habitaciones, hoy súbitamente interesados en política, comparten su tiempo entre la realidad nacional (Miraflores y anexos) y el videojuego de moda en Miami y se unen junto a sectores empobrecidos urbano-marginales manipulados de ciertas zonas del país, a Keiko Fujimori, quien pasa de "china chirusa ladrona" a salvadora de la nación.

PPK usa un discurso escueto, pobrísimo en propuestas pero abundante en payasadas, en el que no dice nada y con eso, sin embargo, para quien quiera leerlo, dice mucho. Desliza un gran e irresponsable desprecio por las instituciones democráticas y llama “tontería” a los partidos políticos, en una muestra grande de ese individualismo tan nocivo para la noción de sociedad, de colectivo organizado, imprescindible en nuestros códigos sociales y que nos hace ser empáticos con las necesidades e intereses del prójimo no al nivel de jefe-empleado sino de seres humanos.

Todo joven intrínsecamente es combativo, en otro caso es porque no es joven y no se dio cuenta; la esencia de la juventud es ser contestataria, rebelde y justiciera. No es ético que se manipule este espíritu con herramientas emocionales y falsas, que esconden propuestas ultraconservadoras y clasistas, dada su capacidad de gasto y que compra conciencias con marketing.

Los jóvenes no deben ser manejados como clientes de algún supermercado o banco o reducidos a simples objetos maleables a punta de peluches, canciones pegajosas, souvenirs y por decir sin decir nada, porque de eso no se trata una campaña electoral, ni la política nacional.

                                                                                                                     Ivan Ortiz