26 noviembre, 2007

Bloqueo a CUBA


A un mes del 184 a 4 en la ONU

Quizá la historia registre el bloqueo a Cuba como la expresión más duradera de terquedad política de los tiempos modernos. Cuando supe que la votación en la Asamblea General de la ONU había sido de 184 contra 4, y que esos 4 eran Estados Unidos, Israel, Palau e Islas Marshall, pensé en los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Claro que, a decir verdad, dos de ellos montan burros y solo están de adorno.

Quise, antes de referirme al tema, observar la reacción de la prensa local ante tal goleada. El resultado no fue muy alentador: información más o menos completa y poco análisis. ¿Cuántos hubiesen derramado su ingenio -imaginé- si la goleada la hubiesen recibido Chávez, Evo, Correa, Irán o algún otro díscolo, y comprobé así, sin que hiciera falta, que los intereses económicos han pervertido la función crítica de la prensa. No se trataba de hablar en favor de Cuba, pero sí de analizar cómo la superpotencia se zurra en la opinión de la comunidad internacional y qué consecuencias acarrea esta conducta.

El bloqueo, mantenido por republicanos y demócratas, cumplirá 50 años y sus resultados son tan poco estimulantes que es imposible hallar una justificación racional al mismo. Las restricciones gringas resultan grotescas e inhumanas pues el pueblo cubano es quien paga por ellas.

Veamos algunas: en agosto de 2006, EE.UU. multó a la Alianza de Iglesias Bautistas alegando que algunos de sus feligreses hicieron turismo durante una visita con fines religiosos a Cuba y, en diciembre del mismo año, prohibió a las compañías de EE.UU. que proveyesen servicios de Internet a Cuba. Además, impide a la isla participar en la Feria del Libro de Puerto Rico, y los hoteles de las cadenas Carlton, Ritz, Hilton y Marriott debieron cancelar los contratos a los músicos cubanos que trabajan en sus locales de todo el mundo.

En otro plano, los niños cubanos no pueden recibir el anestésico inhalatorio Sevorane de la empresa Abbott, que es la mejor anestesia general pediátrica. Tampoco los niños aquejados de arritmias pueden ya recibir los marcapasos que la empresa Saint-Jude vendía a Cuba.

Los estadounidenses Oliver Stone y Michael Moore también han 'pagado pato': el primero fue multado por haber viajado a Cuba a filmar dos documentales, y el segundo está siendo investigado por el viaje que hizo a la isla para filmar su documental Sicko.

Asimismo, el bloqueo frustra los intercambios y las relaciones humanas entre los pueblos de Cuba y de EE.UU. e impide las relaciones normales entre las familias cubanas a uno y otro lado del estrecho de la Florida. Multas de hasta un millón de dólares para las empresas y de 250 mil dólares para los individuos, más penas de cárcel de hasta 10 años para los infractores, son el precio que se arriesga a pagar un gringo por ir de turista a Cuba o un cubano residente en EE.UU. si quiere visitar a un familiar enfermo en Cuba.

¿Es tan difícil comprender que estas medidas estúpidas y contrarias a principios elementales solo sirven para alejar una posibilidad de entendimiento?



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